El Ayuntamiento de Sant Josep de sa Talaia, a través de la concejalía de Patrimonio, ha ejecutado la segunda fase de excavaciones y restauración de la antigua Plaza de la Sal de la Xanga, en el interior del Parque Natural de ses Salines, después de la primera fase que se ejecutó en 2020, cuando se puso a cuerpo descubierto una plaza que hasta entonces permanecía enterrada. Aprovechando el final de esta nueva campaña, que se ha centrado en la zona pública próxima al mar y que a día de hoy es la que mayor presión humana recibe, se ha procedido al cierre de esta zona al paso de vehículos, con una valla automática situada en el camino de acceso a la Xanga, 400 metros antes de la torre de sa Sal Rossa.
En cuanto a la segunda fase de excavación, descubrimiento, consolidación y restauración de la gran plaza empedrada con cantos rodados, parte de la cual se dejó a cuerpo descubierto en la primera fase, se ha seguido con el trabajo de esta grande explanada, que servía para almacenar la sal antes de embarcarla a través del muelle del cuando todavía quedan vestigios en la costa.
«Desde el Ayuntamiento reiteramos nuestro compromiso con el estudio y la recuperación en la medida de nuestras posibilidades de todo este conjunto», ha explicado el alcalde, Ángel Luis Guerrero, que ha explicado que en esta segunda fase se han invertido 18.000 euros que ha financiado el Ayuntamiento en solitario. Para las próximas fases ha insistido que «será necesario contar con el apoyo de más administraciones y creemos que la importancia de lo que estamos encontrando hasta ahora justifica su apoyo».
La regidora de Patrimonio, Ángeles Marí, ha recordado que la antigua plaza de la sal, donde se acumulaba el mineral antes de embarcarlo al antiguo puerto salinero que había en este punto «es un ámbito que ya sabemos que ocupa más de 6.000 metros cuadrados, desde la torre de sa Sal Rossa hasta los aljibes más próximos. Nos urgía investigar la parte más próxima al mar, que no una área muy extensa pero es la que corría más peligro por la amenaza de la erosión y el tráfico».
Precisamente, la regidora de Medio Ambiente de Sant Josep, Mónica Fernández, ha dicho que a partir de hoy «recomendamos a las personas que quieran visitar este lugar y la próxima torre de sa Sal Rossa que dejen el coche en el aparcamiento del final de Platja den Bossa y hacer el último tramo del camino andando o en bicicleta. De esta forma cumplimos el compromiso de aligerar la presión humana sobre uno de los puntos más delicados de nuestro litoral y contribuimos a visualizar que estamos en un lugar protegido, una acción que hace tiempo que esperaban los vecinos de la Xanga y que al fin podemos dar por cumplida».
Fernández ha detallado que la puerta que ha instalado el Ayuntamiento funcionará a través de mandos a distancia, de los que se han repartido 70 entre los usuarios de las 45 casetas varadero que hay en el área y las nueve casas de este lugar, además de personal de emergencias y del Parque Natural. La valla se ha situado «a un punto que permite dar la vuelta con comodidad, 400 metros antes de llegar a la torre de sa Sal Rossa».
El director general de Espacios Naturales y Biodiversidad, Llorenç Mas, ha agradecido la tarea hecha por el personal del Parque Natural de Ses Salines de Ibiza y Formentera y del Ayuntamiento de Sant Josep en la recuperación de la zona de la Xanga. «Mantener el patrimonio etnológico de este lugar es imprescindible para crear conciencia ciudadana sobre la importancia de conservación de los espacios naturales». En este sentido, Mas ha apuntado que el cierre de la Xanga, tal como recoge la Estrategia de Movilidad del Parque, «facilitará el acceso a pie a la zona y la disminución de tráfico rodado».
En cuanto a la campaña de recuperación de la plaza de la sal, el equipo de arqueólogos dirigido por Josep Maria López Garí han actuado en una superficie de 360 metros cuadrados, la zona más próxima al mar y más afectada por los elementos y el paso del tiempo, y han descubierto otro gran tramo empedrado de la plaza de sal, «que se encuentra en condiciones de conservación bastante irregulares, con un sector comido por el mar, un tramo en buenas condiciones y otro desaparecido por la construcción de una canalización de época moderna que destruyó parte del empedrado».
Los trabajos han empezado con la consolidación y restauración del tramo recuperado en la primera fase, con la reconstrucción de una serie de grandes agujeros provocados por el tráfico de vehículos y por la construcción de un ‘chiringuito’ que hubo en este espacio en los 80 del siglo XX que afectaron gravemente al empedrado de la plaza. En la restauración se han recuperado materiales originales (cantos rodados) que había esparcidos por los alrededores y en el mar para devolverlos a su posición original.
A continuación se ha iniciado la excavación de la zona marítimo-terrestre para documentar si el pavimento se había conservado en esta zona cubierta por tierra y escombros y en qué condiciones, para valorar su restauración y consolidación de cara a una nueva fase. En esta fase también destacan los arqueólogos «la aparición de parte de un canal de desagüe de la plaza de la sal, que desembocaba borde el muelle». Así mismo, se han encontrado «los cimientos de una caseta varadero del siglo XIX, de la que solo quedaba parte de una esquina, y que se había construido directamente sobre el empedrado», ha comentado Garí como curiosidad. Finalmente se han realizado dos sondeos en la zona en que la plaza se une al muelle donde se cargaba la sal para ver y documentar la conexión entre estas dos estructuras.
Ante la necesidad inminente de documentar exhaustivamente el muelle de carga, que como el resto del conjunto nunca había sido estudiado ni documentado, con la agravante que se encuentra muy afectado por la erosión marina, en este 2022 se ha realizado una documentación gráfica de esta estructura. Aquí se han podido identificar, entre otros, varias fases constructivas, los materiales constructivos o las patologías. Se ha actuado sobre la superficie del puerto y también dentro del mar, descubriendo parte del muelle que se encontraba enterrada bajo la arena y bajo piedras que se habían abocado en época moderna en un intento de que el mar no el fez desaparecer. Con todo esto se ha elaborado una planimetría detallada que servirá como base de un estudio más profundo y permitirá valorar la posibilidad de restaurar algunas zonas con las piedras originales que se encuentran por las cercanías.
Todo este ámbito forma parte del primer puerto salinero junto con el embarcadero próximo, que está documentado desde el siglo XVI y dejó de estar en uso en el siglo XIX. La industria salinera estaba muy vinculada también a la salazón y la pesca del atún con las almadrabas de la Torre de ses Portes, como corrobora el mismo topónimo de la Xanga, derivado de la denominación en latín de la tabla que se usaba para despiezar los túnidos.