Coincidiendo con el final de la temporada alta turística, desde el Ayuntamiento de Sant Josep de sa Talaia se hace un balance «muy positivo» que tiene que ver con situaciones que suponen una alteración de la convivencia entre los vecinos del municipio por la «importante reducción que nos transmite la Policía Local que se ha producido en las quejas por fiestas y ruidos en viviendas del municipio», según ha explicado la teniente de alcalde de Gobernación, Pilar Ribas, que ha recordado que este tipo de fiestas se habían disparado en el municipio en los últimos años.
En lo que llevamos de año se han recibido un total de 1.138 quejas por ruidos en Sant Josep, que son 714 menos que las registradas el año pasado y 50 menos que las que atendió la Policía Local en el 2019, año previo a la pandemia. De este total, la principal causa sigue siendo este año el ruido que tiene su origen en una vivienda, sea por música alta o por cualquier otra causa, con 762 quejas, pero con una «espectacular caída tanto en términos relativos como absolutos», según ha destacado Ribas: son un 47% menos de avisos que el año pasado, pero también representan un porcentaje menor sobre el total. A día de hoy las denuncias por ruidos en las casas son el 67% de las que se presentan, pero en el 2021 suponían el 77,1% del total (ascendieron a 1.428 sobre las 1.852 quejas atendidas).
«Todos los implicados estamos haciendo un buen trabajo para mejorar la convivencia y esto produce resultados, porque pensamos que no hay una causa única por este descenso, sino que son varios factores combinados: somos más respetuosos con nuestros vecinos, los usuarios del alquiler turístico están recibiendo una información más cuidadosa de lo que pueden hacer o no en su estancia y la disuasión que suponen las ordenanzas funciona porque nuestros agentes de la Policía Local comprueban las quejas y actúan contra quienes las infringe», ha añadido Ribas.
De estas quejas se han derivado 110 denuncias por alteración de la convivencia, quiere decir que una de cada siete quejas recibidas ha derivado en una sanción. En cuanto a las actuaciones contra actividades económicas ruidosas (establecimientos de ocio y otros) estas han ascendido a 273 en lo que llevamos de año, el 24% del total. En este caso ha habido un incremento del 8% comparando con el año pasado, cuando se recibieron 250 quejas de negocios. «Aunque hay un aumento, tenemos que considerar un hecho positivo que no sea muy gordo porque se compara con un año en que todavía estábamos en pandemia y había restricciones. Si miramos el 2019, el año antes de la COVID-19, tenemos un descenso del 4% en las quejas».
Justo es decir que en este caso, además de las quejas ciudadanas hay la tarea inspectora de la Policía Local, a través de la Unidad de Medio Ambiente, que ha realizado 129 controles de actividad. Estos agentes también proporcionan asesoramiento técnico a los establecimientos para orientarlos en el cumplimiento de las limitaciones acústicas y trabajan en colaboración con los negocios del municipio para poder conciliar la actividad económica con el descanso de los vecinos.
En cuanto a la actividad sancionadora, como resultado de las inspecciones y quejas se han impuesto 86 denuncias por infracciones en materia de ruidos y actividades. Las infracciones más habituales son la alteración del limitador acústico que están obligados a instalar los negocios con actividad musical, pero también se ha detectado la ausencia de este aparato en establecimientos que lo tendrían que tener. También se han derivado 35 precintos cautelares del equipo de música por las irregularidades detectadas. Justo es decir que esta medida es temporal y se mantiene mientras el establecimiento no da los pasos para garantizar el respeto a las restricciones a la contaminación acústica. En este caso se levanta provisionalmente el precinto para efectuar los controles sonométricos y, si se confirma el restablecimiento de la legalidad, se permite retomar la actividad musical, independientemente del procedimiento sancionador que se derive de las irregularidades detectadas.
La franja horaria donde más quejas hay es entre las 22 y las 01 horas de la madrugada, mientras que los días de más llamadas son los fines de semana. Las zonas de donde proceden las quejas son Platja d’en Bossa, Cala de Bou y algunas de las playas más frecuentadas. En estos casos, el exceso de ruido y otras infracciones en las ordenanzas como pueda ser no disponer de limitador acústico se sanciona con multas que van de los 600 euros a los 300.000 en los casos más graves.